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Hombre piadoso y sencillo de Sevilla, vendedor ambulante de objetos piadosos y libros, que en 1723 organizó un asilo para niños y jóvenes abandonados.
Empleó con ese asilo un sistema educativo que llenó de sorpresa a cuantos lo conocieron por dentro. Usaba la libertad, la persuasión, las buenas formas. Dedicaba a los acogidos sus escasas ganancias y comenzó a recoger limosnas para sostener la casa de acogida, que en alquiler organizó para darles higiene, alimento y doctrina cristiana. Llegó a albergar unos 150 y fueron cientos los que pasaron por sus dependencias durante años.
Sin ser institución religiosa, fue modelo de Hospicios nacidos de la piedad popular para la atención de los niños y jóvenes marginados y huérfanos a lo largo del siglo XVIII. En Sevilla se llamaban sus pupilos "los toribios" y de entre sus filas salieron multitud de profesionales de prestigio, sobre todo una vez que obtuvo donativos del Rey Carlos IV que hicieron posible construir talleres para el desarrollo de diversos oficios.
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